MOVILIDAD SOCIAL
La clase media la está pasando igual de mal que los pobres
El saldo de afectaciones en los colombianos que antes de la pandemia eran medio acomodados incluye baja de ingresos, desempleo, reducción de comidas y escaso acceso a ayudas estatales.
Los colombianos que en el 2019 pertenecían a la clase media están en aprietos. Sus condiciones ahora son similares a las del estrato socioeconómico que antes tenían por debajo en la pirámide establecida por el Dane: clase alta, clase media, vulnerables y pobres.
La pandemia torció el rumbo ascendente que traía la movilidad social en Colombia, país que llegó a tener un 30,4 % de sus ciudadanos en el peldaño de la mitad. Precisamente, el hecho de ser el ‘queso’ del sándwich les da un menor margen para ser receptores de subsidios y ayudas estatales. Entre tanto, a la voz de una reforma tributaria, son los primeros llamados a aportar a la bolsa pública.
En Colombia, varios expertos advirtieron con antelación que detrás del aumento en el porcentaje de población catalogada en la clase media había una pobreza oculta que podía aflorar con algún choque. Peor aún si el golpe es tan fuerte como el que ha propinado la pandemia.
Eso es precisamente lo que está sucediendo. La gente de estratos 3 y 4 tienen algunos bienes, inclusive casa y carro y otros, pero no cuentan con los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades.
Si bien, hasta finales de abril se conocerán oficialmente los datos de las nuevas personas que entrarán o saldrán de las distintas clases sociales, el propio Gobierno, en el documento Conpes 4023, sobre reactivación económica, ya estima que la pandemia llevará a una disminución de la clase media en 3,9 puntos, con lo cual, el porcentaje de colombianos en ese segmento caería a 26,5 %. Esa movilidad social negativa llevará a que los pobres pasen de ser el 35,7 % de la población, al 42 %.
Señales inequívocas
Las estadísticas del informe ‘Pulso social’ del Dane, también van dando señales de que los ciudadanos de clase media la están pasando mal.
En la época precrisis, según las cifras de la entidad de las estadísticas, aunque en el total nacional el 30,4 por ciento de la población era de clase media, en las 23 principales capitales el porcentaje estaba en 42,7 %, debido a las mejores oportunidades de educación y trabajo que hay en las áreas urbanas de las grandes ciudades.
En números netos implica que, de 48,9 millones de colombianos, 14,8 millones eran de clase media y, en las 23 ciudades había 10,7 millones de habitantes en ese nivel socioeconómico intermedio.
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El cambio entre julio y diciembre del 2020 ya es notorio. Más allá de los pronósticos, aún no hay certeza de la población que se ubica ahora en la clase media, pero el hecho de que los jefes de hogar y sus cónyuges que se perciben en ese escalón de la pirámide social sea solo de 6.003.163, indica que habrá un aumento en el número de ciudadanos que no se sienten seguros de tener con qué sostener a sus familias.
¿Qué es ser de clase media en Colombia?
Un ingreso mensual por habitante (per cápita) de entre 623.173 y 3′160.863 es el rango que define a una persona de clase media, según cálculos de Fedesarrollo. Si el hogar tiene un promedio de tres integrantes, significa que para ser de ese estrato socioeconómico, una familia debe lograr ingresos de, entre 1,86 y 9,48 millones de pesos.
Pero el panorama de los ingresos les empezó a cambiar, pues, al ser el grueso de la población trabajadora, también son los más afectados con el desempleo. Partiendo del referente del 2019, los ocupados de clase media en las 23 principales ciudades eran 6,1 millones, de los cuales, 3,8 millones laboraban en el sector formal y 2,2 millones devengaban su ingreso de la informalidad, esta última, la más aporreada en la época de cuarentenas. En el informe de mercado laboral de diciembre, de 1.352.000 empleos perdidos, 532.000 estaban en empresas de más de 10 empleados, en donde podrían estar ubicados los sueldos correspondientes al ingreso medio.
Una debilidad lleva a la otra. Entre julio y diciembre del 2020, los hogares clase media tuvieron dificultades para garantizar la seguridad alimentaria de la familia. Según señala Juan Daniel Oviedo, director del Dane, si antes de la pandemia había 7 millones de hogares que consumían tres comidas o más al día, el 77,4 % pudo seguir haciéndolo, mientras que el 22,7 % restante disminuyó el consumo: 21,1% pasó a tomar dos comidas y 1,6 % pasó a consumir solo una o menos.
El freno en la obtención de bienes y servicios también tiene que ver con la maltrecha situación económica de la clase media. 84,3 porciento de jefes de hogar de este eslabón poblacional dice que, en comparación con lo que sucedía en el 2019, ahora tienen menos posibilidades de comprar artículos como muebles, televisores y otros electrodomésticos.
Entre tanto, la asistencia social para enfrentar la situación de crisis solo tocó la puerta del 20,8 % de los hogares que eran de clase media en el 2019.
Desde el Gobierno nacional se activaron medidas para subsidiar la tasa de interés en la compra de vivienda no VIS, pero ante el Dane, los colombianos de clase media dijeron que pensar en remodelar o comprar casa se les volvió un lujo inalcanzable en el corto y mediano plazo. 5 millones de los jefes de hogar y sus cónyuges que en 2019 pertenecían a ese estrato, manifestaron que no podrán hacerlo hasta en dos años por lo menos. “Esto es un 83,2 % del total de de las jefaturas de hogar de la clase media”, señalo el Dane.
Lo mismo sucede con los planes vacacionales. Para un 88,8 % de los jefes de hogar clase media, ni pensar en que en los próximos 12 meses podrán darse un descanso fuera de su ciudad de residencia.
El ahorro se volvió otro hecho inalcanzable. Si no logran ingresos para un sustento alimenticio completo, mucho menos pueden destinar recursos para guardar. “69,2 % manifiesta no poder ahorrar, mientras que el 18,6 % dice no tener ningún tipo de ingresos, y tan solo un 12,2 % podrá ahorrar alguna parte de sus ingresos”.
Para la investigadora Cecilia López, “a la crisis de la clase media nadie le pone atención. A ellos, nadie les da mercados ni ayudas. Los que trabajan en casa porque contaban con un computador, tienen cargas laborales mayores por igual o menos salario; sin contar con que, hasta hace poco, eran cuidadores de la educación de los hijos (teleducación)”.
En el país se habla de reactivación económica, pero esa clase media que está encerrada, según López, “está colgada con los impuestos y los gastos, y es la que consume lo que se produce en Colombia”.